Un reciente estudio de la Universidad Franche-Comté, en Francia, demostró que esta prenda no es tan necesaria como se piensa. Aquí algunas recomendaciones para el correcto uso del sostén.
Es muy difícil eliminar del imaginario femenino el uso del brasier en Colombia, sin embargo, el científico francés Jean-Denis Rouillon dedicó quince años de su vida para comprobarlo.
Este médico deportivo y profesor de la Universidad de Franche-Comté midió los pechos de 330 mujeres entre 18 y 35 años para estudiar su forma sin sostén y encontró interesantes resultados.
El equipo de la investigación analizó que las mujeres que dejaron de utilizar brasier experimentaron grandes cambios: sus pezones se realzaron 7 milímetros en comparación con los de aquellas que siguieron usando esta prenda.
Los investigadores también encontraron que las mujeres que no usaban sostén desarrollaban pechos más firmes, y sus estrías se disipaban.
El estudio comenzó a darle la vuelta al mundo desde hace varios días y avivó la polémica de si la mujer debería abandonar esta prenda en el rincón más olvidado de su clóset.
El estudio explica que la razón para tener estos cambios es la más elemental si una mujer utiliza sujetador, el sostén natural de su cuerpo se deteriora. La mujer entonces se vuelve dependiente del brasier –en algunos casos hasta para dormir- cuando en realidad no lo necesita.
Además, la investigación añade que las mujeres que no usan brasier respiran mejor y viven, en resumen, más cómodas.
Una prenda con historia. Según el libro El sostén, mitos y leyendas, el brasier es tan antiguo que su primera reseña histórica data del año 1700 A.C. cuando las mujeres de la isla de Creta, en el mar Mediterráneo, sujetaron sus pechos para mayor comodidad.
Siglos después hacia el año 1550 la historia le debe a Catalina de Médicis, esposa del rey Enrique II de Francia, además del uso de ungüentos y perfumes, las tallas ajustadas y los pechos oprimidos con sus corsés, unos artefactos diseñados para estrechar la cintura de las mujeres desde 12, hasta 32 centímetros, realzando el busto. Estos corsés atormentaron a la mujer hasta el siglo XX cuando en 1907 el sujetador aparece mencionado por primera vez en la revista Vogue.
Su origen y popularización es discutido pero el primer sostén moderno que se patentó fue invento de Mary Phelps Jacob el año 1914, en la ciudad de Nueva York y fue popularizado por la actriz de Hollywood Jane Russell, quien ayudó masificarlo en sus películas.
Como dato curioso cuando Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial se pidió a las norteamericanas que donaran sus corsés metálicos para uso militar y en total se recogieron 28.000 toneladas de metal. Con todo este material se construyeron dos naves de guerra.
Recomendaciones. EL HERALDO consultó a Mónica González Maury trabajadora social de la Liga de Lucha Contra el Cáncer, quien explicó cuáles son las recomendaciones a la hora de adquirir un brasier adecuado. “Es importante usar la talla adecuada del brasier: ni muy grande ni muy pequeña, para que los senos puedan sostenerse en la forma correcta. Además escoger la talla acorde al cuerpo, también permitirá que su figura exterior vestida se vea uniforme. Para ello debemos consultar a los especialistas encargados en los almacenes de ropa interior”.
Sobre las varillas y su relación con el cáncer la especialista apuntó que “no está científicamente demostrado que las varillas en los brasieres vayan hacer daño o incidan en la aparición de cáncer de seno. Creo que deberían eliminarse las varillas para mayor comodidad de la mujer”.
González sugirió que cuando la mujer tenga una enfermedad fibroquística, que son nodulaciones que aparecen en el seno se recomienda utilizar un brasier adecuado, sin varillas, estilo corpiño, para que no maltrate el área afectada.
Todos los años se debe hacer un chequeo o un examen clínico del seno y hacer el auto examen mensual.
Las ecografías a los senos se deben realizar a mujeres menores de cuarenta y la mamografía en mujeres mayores de cuarenta.
La liberación femenina. En mayo del 69, las feministas quemaban sujetadores para liberarse de la opresión de los hombres y de la prisión de sus sujetadores. Esta moda duró solo unas décadas.
Brasier sin varillas. Lo que se sugiere cuando hay enfermedad fibroquística es que la mujer utilice un brasier adecuado, sin varillas, estilo corpiño. Que sea un brasier cómodo que no vaya a maltratar el área afectada.
El brasier más caro. La modelo Alessandra Ambrosio lució el año pasado el brasier más caro de la historia avaluado en 2,5 millones de dólares. El diseño se llama ‘Floral Fantasy Bra’ y fue creado por la firma Victoria’s Secret.
Fuente: Lina Robles Luján para El Heraldo